Almendros en flor

Cuando la isla está en calma, iniciado ya el invierno y el año nuevo, tiene lugar en Ibiza un espectáculo visual lleno de magia y belleza natural. Sucede bien entrado el mes de enero y puede prolongarse hasta el mes de marzo, dependiendo de las condiciones climáticas de cada época. Para contemplarlo hay que dirigirse hacia el Pla de Corona, esa gran extensión agrícola de unos 3 kilómetros cuadrados que se expande por el valle de Santa Agnès y que acaba en las lindes de los acantilados que dan al mar.
Se trata de la floración de los almendros. Pero en este caso no hablamos de un simple proceso silvestre que puede ser contemplado en otros sitios de la geografía pitiusa. La peculiaridad por la que la floración del Pla de Corona se convierte en una atracción muy popular es la propia configuración de las fincas y la cantidad de árboles plantados. La gran llanura de fértil tierra roja, tan característica de Ibiza, está principalmente destinada al cultivo del almendro, árbol que se cuenta por centenares y que convierte la zona en un mar de flores blancas en esas fechas. El azul del cielo, el rojo de la tierra, el verde de los bosques y el blanco de los almendros en flor conforman una paleta cromática irresistible.

Alrededor del Pla son muchas las zonas elevadas que regalan panorámicas espectaculares sobre la extensión arbórea, y los caminos que la recorren permiten al paseante respirar naturaleza en estado puro y disfrutar de una jornada única. Además una agradable carreterita lo rodea y facilita la práctica del cicloturismo, el running y otras especialidades deportivas o de recreo.
El fenómeno concita el interés de residentes y visitantes, especialmente en esos calmados días que a veces los meses de enero y febrero suelen regalar a esta zona del Mediterráneo. Y con esa excusa suelen organizarse caminatas, excursiones y carreras de todo tipo. Por ejemplo la Cursa Popular “Flor d’Ametller” (Flor de Almendro). Una de las carreras con más gancho de la isla que recorre 7,5 km. por asfalto y caminos de tierra del Pla de Corona, en pleno apogeo de floración de los almendros. Más de 400 corredores se congregan cada año en el lugar para participar en las diferentes categorías, aunque es especialmente idónea para las categorías más jóvenes por contar con un recorrido muy plano, sin grandes desniveles. De hecho, cuenta con una carrera de iniciación de 300 metros de distancia para los más pequeños o aquellos que no cuentan con experiencia previa. Hay otra prueba de 1 km destinado a las categorías benjamín, alevín, infantil y cadete. La inscripción es muy económica y está abierta a todo el mundo.

Otra actividad que goza de gran seguimiento es la caminata entre almendros bajo el resplandor de la noche. Bajo el sugerente nombre de “Anem de lluna i mirem-mos sa flor”, esta convocatoria reúne cada año a decena de caminantes que realizan un largo paseo de 11 km bajo la hechizante luz de la luna llena. Partiendo del centro del casco urbano de Sant Antoni, del Passeig de les Fonts, se dirige hacia el Pla de Corona en un recorrido de unas dos horas y media. Al llegar, y como colofón, en el parking del pueblo de Santa Agnès se celebra una torrada (barbacoa) de sobrasada y otros productos ibicencos a precios populares. Los participantes pueden volver a Sant Antoni en autobuses especialmente habilitados para ello. Es, sin duda, una actividad que permite contemplar el campo ibicenco desde otra perspectiva, llena de magia y encanto. A los participantes se les recomienda llevar calzado cómodo, ropa de abrigo y linterna. Por sus especiales características no es apta para niños pequeños ni mascotas.

La floración de los almendros de Corona también es la excusa perfecta para recorrer otras sendas que nos llevan hasta espectaculares miradores, como el que se abre en lo alto de los riscos de Sa penya Esbarrada, también conocida como Las Puertas del Cielo. O el trepidante sendero que, por zonas de paso que parecen casi imposibles, nos llevan desde lo alto de un acantilado hasta el nivel del mar, la famosa bajada a Ses Balandres, un rincón de salvaje belleza litoral.